Noruega resuelta a tener su parte en las pesquerías antárticas

Ha sido siempre técnicamente difícil cosechar el valioso krill que bien se sabe abunda en las aguas oceánicas que rodean a la Antártida, preservando al mismo tiempo su calidad en el proceso. Sin embargo, recientes avances en la tecnología de la pesca de arrastre, desarrollados por la empresa noruega Aker Biomarine ASA, parecen haber logrado repentinamente el milagro.

Ha sido siempre técnicamente difícil cosechar el valioso krill que bien se sabe abunda en las aguas oceánicas que rodean a la Antártida, preservando al mismo tiempo su calidad en el proceso. Sin embargo, recientes avances en la tecnología de la pesca de arrastre, desarrollados por la empresa noruega Aker Biomarine ASA, parecen haber logrado repentinamente el milagro.

Por su parte, por muchos años ya, se ha venido realizando la pesca de merluza negra. Por tratarse de una especie de aguas profundas de lento crecimiento, no es dable esperar el desarrollo de una pesquería lucrativa para más buques que los pocos a los que hoy se les permite participar. Se sabe que otras poblaciones de peces y recursos marinos vivos se concentran en aguas antárticas, listas para su explotación. Sin embargo, poco es lo que se ha estudiado y documentado científicamente hasta ahora sobre tales poblaciones.

Un moderno buque de investigación noruego, el “G.O Sars” se encuentra actualmente desarrollando un extenso crucero de investigación sobre recursos marinos antárticos.

Pocos días atrás, el Primer Ministro de Noruega Jens Stoltenberg también visitó la Antártida, aunque poco habló oficialmente sobre recursos marinos. Ambos hechos – la investigación y la visita – deberían verse como sutiles señales que delatan el empeño de Noruega por construir un sólido caso de reclamo de derechos sobre recursos antárticos.

Solo cuatro buques noruegos tiene en la actualidad permiso para pescar krill en aguas antárticas, de los cuales sólo uno está operativo, y los otros tres próximos a ser reacondicionados para la actividad. Es claro que el país escandinavo está retomando la posición perdida cuando se terminó la era de la actividad ballenera en la Antártica, y que está echando el ojo sobre otros recursos.

Un buque palangrero noruego, el “Frøyanes”, ha estado en los últimos años dedicado a la considerablemente lucrativa pesca de la merluza negra. Después de haber cubierto la cuota asignada a Noruega, una compañía de Gran Bretaña lo contrató para pescar la cuota británica en Georgias del Sur, además de su propia cuota de bacalao y merluza en el Mar de Barents.

Si bien Noruega mantiene una cuota de merluza negra en el Mar de Ross, no posee cuota de ningún tipo en Georgias del Sur. Sin embargo, a la vista de la mayor presencia de buques e investigadores noruegos en la región, sólo los muy ingenuos se sorprenderían si, y cuando, Noruega plantee un repentino reclamo por una mayor participación en la Captura Total Permitida (TAC) correspondiente a algunas, varias o todas las especies antárticas.

Noruega es uno de los países reclamantes de una significativa porción de la Antártida. Durante años, la firmeza de su reclamo se mantuvo marginal, mientras japoneses y rusos cosechaban krill activamente, y argentinos, chilenos, uruguayos y otras nacionalidades tomaban la “parte del león” de la pesquería de la merluza negra.

Pero la marea ha cambiado. La reciente intrusión del país en las aguas más australes del globo, son una fuerte señal de una nueva aproximación. El Instituto de Investigación Marina de Bergen, Noruega, explicó las razones que están detrás de la actual campaña de investigación:

“La Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCAMLR) es responsable de la administración de los recursos marinos en los Océanos Australes. Nuestro conocimiento del ecosistema en esta parte del mar es actualmente muy limitado. Sin embargo, sabemos que el krill es una especie clave en el ecosistema, y que la cuota de captura anual de 4 millones de toneladas de krill fijada por CCAMLR está encaminada a asegurar que la pesca de esta especie no compita de modo alguno con otras especies que dependen del krill”.

 “CCAMLR pretende localizar las pesquerías de krill en zonas de los Océanos Australes que no sean usadas por los predadores como áreas de alimentación. Sin embargo, antes de que podamos hacer eso, resulta necesario obtener mucho mayor conocimiento acerca del ecosistema, del krill mismo y de las especies que viven de éste.  Mientras esperamos que tal conocimiento sea adquirido, se ha fijado un esfuerzo límite de 620.000 toneladas, lo que equivale a decir que hasta que sepamos más, la pesca se debe suspender al alcanzar ese límite”.

“Esta es la razón por la que el Instituto de Investigación Marina ha tomado la iniciativa de enviar al buque “G.O.Sars”, para estudiar el ecosistema antártico. Los recursos pelágicos alrededor de la isla noruega Bouvet no han sido nunca investigados, y durante el invierno de 2008 el instituto llevará a cabo sus primeros estudios sobre las condiciones físicas, recursos marinos – incluido krill – y recursos pelágicos de esta región”.

El continente y los recursos marinos circundantes se están transformando rápidamente en un muy deseado punto caliente. No solo las empresas han comenzado a rivalizar por una tajada de los valiosos recursos antárticos, los gobiernos también han empezado a trazar planes secretamente, anticiparse a los movimientos de los otros, y endurecer sus reclamos. En juego está el derecho de explotación del krill y otras lucrativas concesiones del último continente inexplorado.

FIS.com se ha ocupado un tiempo atrás de un acuerdo cooperativo para la explotación de krill establecido recientemente entre empresas holandesas y noruegas. Recapitulando, solo cuatro licencias para la pesca de krill fueron asignadas a buques noruegos, dejando afuera a varias compañías con altas expectativas y con esperanzados planes de negocios. En la medida en que las actividades antárticas de Noruega crezcan lo suficiente como para garantizar una carrera loca por la formulación o consolidación de reclamos de derechos de pesca – históricamente fundados o no – , podría surgir una pulseada y reclamo de licencias por parte de otros países.

Todavía es poco el conocimiento que se tiene sobre el recurso. Cuando el “G.O.Sars” regrese finalmete a Noruega de su larga campaña científica (noviembre 2007-marzo 2008), podría proveer información de calibre suficiente como para desatar una guerra de reclamos (Fuente: FIS).

03/02/08
MERCOPRESS
Traducción de NUESTROMAR

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