Por puertos ágiles

La importancia que adquiere la buena y eficiente operatividad de los puertos marítimos y fluviales, para mejorar la competitividad de la producción que sale por nuestras fronteras, ha sido destacada en distintas oportunidades por los actores del quehacer portuario, por las máximas autoridades responsables de la policía de la navegación pero fundamentalmente por los protagonistas del comercio exterior.

La importancia que adquiere la buena y eficiente operatividad de los puertos marítimos y fluviales, para mejorar la competitividad de la producción que sale por nuestras fronteras, ha sido destacada en distintas oportunidades por los actores del quehacer portuario, por las máximas autoridades responsables de la policía de la navegación pero fundamentalmente por los protagonistas del comercio exterior.

Ese reclamo y esa inquietud han sido recogidos por los legisladores nacionales al introducir importantes modificaciones a la ley de navegación que permitirán la extracción, remoción y traslado a los lugares que indique la Prefectura Naval Argentina de buques hundidos o inactivos. El proyecto que ya cuenta con media sanción del Senado y dictamen favorable de la Comisión de Intereses Marítimos, Fluviales, Pesqueros y Portuarios de la Cámara de Diputados también permitirá la demolición o el desguace de los buques, artefactos navales y aeronaves de bandera nacional o extranjera, sus restos náufragos y otros objetos y construcciones que se encuentren en nuestras aguas.

Si bien el Mensaje original del Poder Ejecutivo limitaba los alcances de las modificaciones a la Cuenca Matanza Riachuelo, el Senado con las modificaciones que introdujo amplió sus alcances, cambios que evidentemente fueron bien recibidos por quienes le dieron el impulso inicial al habilitar su tratamiento en el periodo de sesiones extraordinarias del Congreso.

Con esta medida se está dando, por cierto, un paso importante en el objetivo de lograr un sistema portuario competitivo, pero también se está saldando una deuda con mejorar las condiciones medio ambientales y resolviendo complejos problemas que obstaculizaban ampliar la oferta de espacios y servicios portuarios. En definitiva, se mejora su operatividad.

Las interminables, utilizando literalmente el término, gestiones que debían realizar las administraciones portuarias y la Prefectura Naval para liberar espacios, habilitar sectores, remover restos derruidos o mantener seguros buques abandonados en las radas o muelles de los puertos, eran el resultado de una legislación desactualizada que ocasionaba costos, demoras y temores innecesarios.

No puede dudarse que los gastos que demanden estas operaciones de remoción tendrán un resultado productivo, y eso es racionalidad en el gasto y apostar al crecimiento económico, dotando al país de la infraestructura necesaria para superar los cuellos de botella capaces de amenazar su sustentabilidad.

La articulación de políticas que integren las distintas realidades de los puertos, generadas por la desregulación que se hizo en otras épocas, hará posible equiparar también los distintos desarrollos relativos de las regiones de nuestro país.

Esa perspectiva alienta, como también alienta la labor desarrollada en esta ocasión por los senadores y los diputados que hasta aquí intervinieron, que decidieron apartarse del texto original y trabajar en la construcción de los consensos democráticos con el buen resultado obtenido.

Es de esperar que los pasos legislativos que restan hasta la sanción definitiva de la ley transiten por el mismo camino.

En esta ocasión fue desahogar los puertos, quitándoles las embarcaciones hundidas o abandonadas que afectan la navegación, restan operatividad a los muelles o perjudican el medio ambiente. Que en otra, sea abordar las soluciones para superar la crisis energética, alejando los temores de reconocer que existe. Emprender la creación de una marina mercante nacional para abaratar los costos de los fletes que nos hacen menos competitivos y fortalecer el aún incipiente renacer de la industria naval. Reconocer legislativamente el desigual desarrollo de las regiones y promover medidas que compensen a las zonas desfavorecidas.

El trabajo por hacer es mucho, hay que poner rápidamente manos a la obra.

25/02/08
PESCA & PUERTOS

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