Mary Read y Anne Bonny, las mujeres piratas más famosas del Caribe

Mary Read y Anne Bonny, las mujeres piratas más famosas del Caribe

Nos han llegado muchas historias sobre la edad de oro de la piratería. Algunas narran las batallas en alta mar, los saqueos de navíos y las mercancías y los tesoros robados. Otras nos acercan a la vida de algunos de los personajes más importantes de la época, como el capitán Kidd, Barbanegra o Bartholomew Roberts. Pero pocas se parecen a las de Mary Read y Anne Bonny, las dos jóvenes que, en el siglo XVIII, desafiaron los roles de género de la época y se convirtieron en las mujeres pirata más famosas de la historia.

La mayoría de los datos que tenemos sobre ellas provienen de Historia general de los robos y asesinatos de los más famosos piratas, una antología biográfica publicada por el capitán Charles Johnson en la década de 1720, en la que se reúnen las vidas de los piratas más emblemáticos del siglo, incluyendo a Read y Bonny como únicas mujeres.

Pese a que se desconoce quién fue realmente el capitán Charles Johnson (muchos académicos afirman que, en realidad, era un seudónimo utilizado por el periodista y escritor Daniel Defoe) y la obra exagera algunos detalles, la mayoría de las afirmaciones y los datos recogidos han sido corroborados por los registros históricos.

Según Historia general de los robos y asesinatos de los más famosos piratas, Mary Read nació en Plymouth, Reino Unido, alrededor de 1690. Fruto de la aventura de su madre con un hombre desconocido, la pequeña llegó al mundo en unas condiciones nada propicias. Poco antes, su madre había enviudado y había perdido al pequeño y único hijo del matrimonio. Sola y desesperada por encontrar la manera de mantener a su recién nacida, la madre vistió a Mary como a un niño, la hizo pasar por su difunto hijo y fue a ver a su familia política. De esta manera, consiguió que le dieran una ayuda económica que les permitió seguir adelante.

Para no perder la manutención, la madre continuó con la treta durante años y Mary creció como un niño a ojos de todos. Cuando, en su juventud, Mary Read decidió emprender su propio camino, ya había aprendido las ventajas que tenía ser vista como un hombre. Así, decidió mantener su falsa identidad masculina para conseguir empleo, primero como lacayo, luego como sirviente en un buque de guerra británico y finalmente como soldado. Trabajos a los que jamás podría haber accedido como mujer.

En una batalla, Mary Read conoció a un soldado del que se enamoró y a quien confesó su verdadera identidad. Al cabo de unos meses, Mary y el soldado se casaron y abrieron un pub llamado Thee Horse Shoes cerca de Breda, en Países Bajos. Pero la tranquilidad no duró demasiado: al poco tiempo, su marido falleció de manera precipitada y la cervecería quebró. Fue entonces cuando Mary decidió volver a la mar y embarcarse en un buque con destino al Caribe.

Por su parte, Anne Cormac nació a finales de la década de 1690 cerca de Cork, Irlanda, pero durante la infancia emigró junto a su familia a Charles Towne (actual Charleston), en Carolina de Sur. A los trece años, Anne perdió a su madre y se hizo cargo de la casa familiar. Siendo ya una joven mujer, su padre la comprometió con un hombre de la región, pero Anne, contraria a cumplir con la imposición de su padre, huyó de la casa familiar. Luego se casó con John Bonny, un antiguo pirata que había abandonado la vida delictiva al aceptar la oferta de indulto de Woodes Rogers, el gobernador de las Bahamas.

Juntos, se trasladaron a la isla de Nueva Providencia, donde John trabajó como informante de Rogers. Pero a Anne Bonny, caracterizada por su coraje y rebeldía, aquella vida pronto se le quedó pequeña. En agosto de 1719, abandonó a su esposo y se hizo a la mar con John Rackham (también llamado ‘Calico Jack’), el pirata que había conocido un año antes y que se había convertido en su amante. La pareja capturó la balandra William en el puerto de Nassau, en Nueva Providencia, y empezaron a piratear barcos mercantes en la costa de Jamaica junto a una docena de hombres.

En aquella época, las mujeres no eran bienvenidas en la piratería. Algunos capitanes decían que llevar mujeres a bordo daba mala suerte, otros elaboraron artículos prohibiendo la presencia de mujeres en la tripulación, para evitar comportamientos abusivos o disputas por favores sexuales. Por lo tanto, que Anne Bonny consiguiera hacerse un lugar como mujer pirata en la balandra William fue un logro completamente excepcional.

En 1719, Mary Read y Anne Bonny ya luchaban bajo la misma bandera pirata como parte de la tripulación del capitán Calico Jack.

Las vidas de Mary Read y Anne Bonny se cruzaron en 1719. Dos años antes, el barco en el que navegaba Mary había sido capturado por piratas y, tras recibir la famosa sentencia “únete o muere”, la joven había pasado a formar parte de la tripulación. Las fuentes divergen en cuanto al momento en el que Read y Bonny se encontraron. Algunos afirman que Read (que seguía haciéndose pasar por un hombre) se unió a los piratas de Calico Jack después de que estos asaltaran su navío, otros aseguran que fue tras la unión de dos tripulaciones pirata.

El caso es que, a finales de 1719, Read y Bonny ya luchaban bajo la misma bandera de calavera. Según Historia general de los robos y asesinatos de los más famosos piratas, Anne Bonny se sintió atraída por el “marinero” Read e intentó seducirlo. En aquel momento, Mary le reveló a Anne que era mujer y, para evitar que el capitán sospechara sobre su amistad, también se lo contaron a él.

Han surgido muchas leyendas sobre la relación que pudo haber entre las piratas Mary Read y Anne Bonny, desde que fueron pareja hasta que compartieron un romance con el capitán Jack, sin embargo, esa parte de la historia ha quedado fuera de los registros oficiales de la época. Lo que sí se sabe es que lucharon juntas en la balandra William, que eran temidas por su fuerza y brutalidad, y que ambas se vestían como hombres para las batallas y defendían su posición como mujeres en el navío el resto del tiempo.

En septiembre de 1720, el gobernador de Bahamas emitió una orden de arresto contra Rackham y su tripulación. En el comunicado, tanto Read como Bonny eran declaradas “enemigas de la corona de Gran Bretaña” junto al resto de los piratas. En octubre de aquel año, el corsario Jonathan Barnet localizó el barco de Calico Jack, lo asaltó por sorpresa y logró arrestar a todos los piratas.

Según la versión del capitán Charles Johnson, cuando los hombres de Jonathan Barnet atacaron la balandra William, Jack y el resto de los marineros, que habían bebido demasiado como para poder combatir, se escondieron bajo cubierta. Únicamente Mary Read, Anne Bonny y otro hombre se enfrentaron al ataque sorpresa y opusieron resistencia a los hombres de Barnet.

Tras ser capturados, trasladaron a los bucaneros a St. Jago de la Vega (actual Spanish Town), en Jamaica. Hombres y mujeres fueron llevados a juicio en instancias diferentes, aunque ambos se enfrentaban al mismo cargo: la piratería. Todas las partes se declararon inocentes, pero contrarrestando la infinidad de pruebas en su contra y el que no se presentó nadie en su defensa, la tripulación entera fue condenada. Así, Mary Read y Anne Bonny se convirtieron en las primeras mujeres declaradas culpables de piratería.

Los hombres murieron en la horca a finales de noviembre de 1720. Las mujeres, en cambio, alegaron que estaban embarazadas y, después de que el tribunal confirmara que así era, fueron indultadas temporalmente. Las leyes de la época prohibían la ejecución de una mujer embarazada, ya que consideraban que, aunque la madre fuera culpable, el feto era inocente. De esta manera, Mary Read y Anne Bonny fueron trasladadas de vuelta a la prisión, donde vivieron temporalmente.

Durante la primavera del año siguiente, Mary Read contrajo una fuerte fiebre y falleció. Después de que su compañera muriese, Anne fue liberada (probablemente gracias a la influencia de su padre) y regresó a Charles Towne, el lugar en el que había residido antes de que empezaran sus aventuras en alta mar. Así, Anne Bonny vivió el resto de sus días en paz, dejando atrás la vida de pirata que la había convertido en leyenda. (Aitana Palomar S. – NATIONAL GEOGRAPHIC) #NUESTROMAR

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