Hidrovía, poderosos grupos paraguayos con EEUU, y la participación de Uruguay

Hidrovía, poderosos grupos paraguayos con EEUU, y la participación de Uruguay

Por la hidrovía circulan anualmente decenas de miles de barcazas. Solo al puerto de Nueva Palmira llegan unas 3.000 por año. La semana pasada la Policía incautó en Pajas Blancas casi 500 kilos de cocaína boliviana que pertenecía al Clan de los Balcanes.

La droga fue ingresada desde Argentina por el río Uruguay. Pero allá llegó por la hidrovía según fuentes del vecino país. También se supo del interés paraguayo por construir un puerto para barcazas en la playa de La Agraciada, cerca de Nueva Palmira. A su vez, Página12 informó que “a estas horas en Asunción es vox populi que Paraguay y Estados Unidos suman ingenieros militares en la construcción del tramo paraguayo de la llamada hidrovía.

Los asuntos portuarios generalmente son de interés público cuando se incauta droga, contrabando o se los privatiza, pero los puertos son esencia de la soberanía. Y vaya si están ocurriendo cosas en torno a algunos puertos uruguayos.

En la pasada edición de Caras y Caretas nos ocupamos de la hidrovía como una importante ruta del narcotráfico. (Ver: https://www.carasycaretas.com.uy/sociedad/narcotrafico-la-hidrovia-y-los-uruguayos-n60957).

Un hecho en particular ocurrido esa misma semana reveló que el denominado Clan de los Balcanes usa la hidrovía para traer cocaína boliviana a Argentina, desde allí y por el río Uruguay ingresarla a nuestro país para desde aquí enviarla a Europa. La información fue confirmada en fuentes de la investigación argentinas y uruguayas.

Por la hidrovía circulan anualmente decenas de miles de barcazas. Solo al puerto de Nueva Palmira llegan unas 3.000 por año.

La soja es la mercadería de mayor circulación desde Paraguay al sur. Ocurre que el grano paraguayo es de mejor calidad que el argentino o el uruguayo, ya que contiene más proteínas porque recibe mayor cantidad de horas de sol.

Por eso es común mezclarla con la producida más al sur. Además muchos plantadores argentinos evaden las detracciones enviándola de contrabando a Paraguay y luego legalmente hacia Rosario, donde se cargará con destino de exportación.

Pero investigadores argentinos, como el periodista y diputado provincial Carlos del Frade, aseguran que “los controles de la carga que circula por la hidrovía son casi nulos”. O sea, se puede pasar cualquier cosa. Soja de contrabando y droga, por ejemplo.

En medio surgen poderosos intereses económicos y políticos.

Un puerto paraguayo en La Agraciada

En su edición del sábado 11 de marzo, el semanario El Eco de Palmira informó que el lunes 13 se realizaría una audiencia pública en la Dirección Nacional de Hidrografía debido a que la empresa Woil SA solicita “el uso del álveo del río Uruguay” con vistas a construir una terminal portuaria multipropósito para el trasbordo de la celulosa de la planta paraguaya Paracel y también la construcción de silos para terminales líquidos.

La publicación agrega: “Este proyecto se puede plasmar con una decisión de la Intendencia de Soriano, ya que el año pasado en su ordenamiento territorial declaró como zona de localización de emprendimientos logísticos y portuarios desde la playa Agraciada hasta el arroyo La Agraciada. Por otro lado, quien aparece como propietaria de las tierras es la empresa Woil SA, que se las compró a la empresa argentina El Pedregal SA. En cuanto al ingreso por tierra, se planifica construir una carretera desde la ruta 21 hasta la costa y el ingreso sería en el kilómetro 286 de la ruta 21. Este es el inicio de un proceso donde las empresas comienzan con la elaboración del proyecto y luego vendrán los inversionistas. Aunque todo apunta a que la idea es tener como base el trasbordo de la celulosa que produzca la planta de Paracel.

De acuerdo a la información suministrada a El Eco por la Dirección Nacional de Hidrografía, el proyecto “Argoline Paraguay SA/Woil SA plantea la necesidad de realizar dos construcciones offshore alineadas. La primera será un área especializada para manejo de cargas multipropósito y la segunda para manejo de combustibles líquidos”.

La memoria descriptiva establece que “la primera de las construcciones será un muelle ubicado aguas abajo (muelle multipropósito), que se proyecta para el atraque y operación de buques oceánicos del lado exterior y, del lado interior, un área para el manejo de barcazas fluviales”.

Uno de los muelles tendría 1.400 metros de longitud sobre el río Uruguay.

“En la segunda de las construcciones, emplazada aguas arriba del primero a aproximadamente 193 metros de distancia entre los cerramientos externos de los muelles y con la misma alineación del anterior, se proyecta la operación de buques oceánicos y en el lado interior también la operación de barcazas fluviales. Se trata de una plataforma central para las instalaciones fijas”.

El proyecto también establece que “ambos muelles oceánicos se interconectan con una pasarela fija que facilita el tránsito de camiones livianos para mantenimiento y constituye un carril especializado donde posicionar las conducciones de los derivados líquidos, tuberías de incendio, señales débiles, ductos eléctricos, etc”.

Tal como lo informan los colegas, la audiencia, presuntamente pública, se realizó en el local de la Dirección de Hidrografía de Montevideo. Pero no participaron ni autoridades de la Intendencia de Soriano ni del Instituto Nacional de Colonización, que tiene tierras que serían afectadas por el proyecto portuario, ni de la Administración Nacional de Puertos y ni siquiera de la dirección convocante que fue representada por un par de funcionarios.

Sí estuvieron algunos vecinos del lugar, además de representantes de la empresa Woil SA. Los vecinos se retiraron absolutamente insatisfechos y desconformes con la reunión.

“Imagine usted que la presentación de un proyecto tan importante le llevó a la empresa seis minutos y medio”, dijo a Caras y Caretas uno de los presentes en la audiencia.

La misma fuente afirmó que “nosotros teníamos muchas preguntas para las autoridades públicas, pero como no fue ninguna, nos quedamos sin respuestas”.

Woil SA es propiedad del Grupo Zapag, un poderoso conglomerado familiar paraguayo que opera en diferentes áreas y tiene importantes inversiones en Uruguay y Argentina.

La carga marítima que llegaría a ese puerto sería operada por la empresa Cargo Line Paraguay SA, también propiedad del Grupo Zapag.

Un puerto del Grupo Zapag para atender solo sus intereses

La familia Zapag es dueña de la principal distribuidora de combustible de Paraguay, con una red de 360 estaciones de servicio. También tiene una importante flota de barcazas para llevar combustible desde el Río de la Plata.

“Además son dueños del club Cerro Porteño, tienen negocios en el agro y, cuando se privatizó Petrobras, quien compró la franquicia fue Raul Zapag”, informó el periódico digital La Política On Line.

También son socios de la productora de pasta de celulosa Paracel, ubicada en la zona de Concepción. Esta obra cuenta con una inversión de 3.200 millones de dólares aportados por el grupo sueco Girindus Investments (Suecia) y Copetrol, propiedad del empresario paraguayo Blas Zapag, que logró formar parte gracias a una inversión de 1.400 millones de dólares del banco Goldman Sachs.

Una fuente muy al tanto de este proceso aseguró a la mencionada publicación que hay un disputa entre el capital transnacional por el control de la zona donde está ubicada la pastera. “El expresidente Horacio Cartes instaló una cementera y Paracel hizo una inversión altísima de más de 3.000 millones, que la siguen ampliando con capitales canadienses, europeos y el capital inicial de Zapag”.

“Ese punto de distribución estratégico baja por el río y tiene que usarse la hidrovía. La disputa es por el control del territorio y de los capitales que están ahí; es un punto fuerte de conflicto inter-élites porque, al haber intereses transnacionales desde la punta más alta hacia abajo, se requiere más control de la hidrovía y eso tensiona la triple frontera”, añade la publicación.

Blas Zapag y Horacio Cartes eran socios, pero ahora se especula con que quieren aprovechar la caída en desgracia de este último para comprar sus empresas.

Un punto de conflicto entre intereses paraguayos

La situación no se reduce solo a Paracel. Paraguay tendrá otras grandes inversiones vinculadas a un cambio profundo de la matriz extractiva que permite la entrada de nuevos actores de poder: la celulosa y el hidrógeno verde.

La Política On Line agrega que “hay dos grandes proyectos: el mencionado Paracel, que atrae más inversiones y genera una órbita de negocios en el norte, y otro que se llama Omega Green, de hidrógeno verde, producción de etanol y que proyecta 20.000 barriles por día, produciendo una mezcla de combustibles como HVO (aceite vegetal hidrotratado, también conocido como diésel renovable), SPK (queroseno parafino sintético, también conocido como Sustainable Aviation Fuel o biojet) y nafta verde (utilizada en la industria química para fabricar plástico verde, entre otros productos).

La obra la lleva la empresa contratista estadounidense Honeywell UOP, propietaria de la tecnología de refinación de combustible renovable, y Crown Iron Works, otra empresa estadounidense que ofrece equipamientos de pretratamiento. El socio local de estas dos empresas es Copetrol, de Zapag.

El punto en común de estos proyectos millonarios no solo son los capitales estadounidenses y sus socios locales, sino la zona geográfica: Villeta y Concepción, donde se están concentrando grandes inversiones y ambas dependerán de la hidrovía.

A su vez, Cartes también construyó una cementera luego de salir del gobierno y, se sospecha, utilizó información clasificada para constituir una empresa con el Instituto Nacional del Cemento, del Estado paraguayo.

El otro lobby fuerte es el uso electrointensivo de la electricidad, donde entran la minería y la criptominería con capitales que vienen de Estados Unidos y Asia, incluso capitales chinos. En la provisión de carne y soja aparece otro jugador llamado Luis Alberto Pettengill, un empresario poderoso de la obra pública y dueño del frigorífico Concepción, quien además es candidato a senador y muy cercano al actual presidente paraguayo, Mario Abdo Benítez.

Pettegill abrió una sede de su frigorífico en Bolivia, desde donde exporta a China. “También se menciona la ventaja que busca Paraguay en el TLC con India y Singapur tratando de utilizar esos tratados para contactarse con empresas y capitales chinos”, explicó la fuente.

“A todas estas empresas, hay que sumar Ball Corporation, que se dedica a proveer latitas a todo el continente para Coca-Cola, Pepsi y otras, que entraron al mercado con Abdo. Por eso Estados Unidos lo apoya”, agregó la fuente consultada por La Política On Line.

La jugada de Estados Unidos en Paraguay cuenta entonces con varios frentes abiertos. Una suerte de limpieza del sistema político, la reconfiguración de las alianzas con las élites locales (que explican la disputa Cartes-Zapag) y el control de un área estratégica que va desde el norte de Paraguay hasta la hidrovía, incluyendo la triple frontera donde Estados Unidos quiere instalar una base militar.

El interés de EEUU en la hidrovía

La reseña anterior revela el alto interés que tiene Paraguay para EEUU y particularmente el manifiesto interés en la hidrovía.

El lunes pasado el periodista Mempo Giardinelli escribió en Página12 que “el gobierno de Paraguay decidió sumar, oficialmente, el concurso de militares norteamericanos a lo que también ellos llaman ‘hidrovía’”.

La elaboración de un plan maestro para la navegación del río Paraguay (que desemboca en el Paraná en la chaqueña Isla del Cerrito, a la que todos los estudios y análisis llaman “punto de confluencia”) se hará con “apoyo técnico del cuerpo de ingenieros militares de Estados Unidos”, escribió Giardinelli.

“Esto se veía venir desde hace mucho”, sostiene el periodista, “si bien hasta ahora todo lo relacionado con la continuidad hídrica Paraná-Paraguay dependía más bien de las indecisiones argentinas respecto del control y gestión del río y la puesta en marcha del Canal Magdalena. Lo que podría desembocar en otra maliciosa tanda de licitaciones como desde hace 30 años. Eso explicaría, por cierto, la presencia reciente de la poderosa empresa holandesa de dragado Boskalis (ya mencionada en esta columna hace dos semanas), que estaría poniendo en marcha un lobby para dominar el negocio y con la pretensión de coordinar dragados, puertos y agroexportadoras”.

Boskalis es la misma empresa que opera en la bahía de Montevideo y en el canal Martín García.

La nota de Página12 informa que “el río Paraguay nace en la región brasileña de Mato Grosso do Sul, de donde baja cruzando el llamado Gran Pantanal, luego hace parte de la frontera de Brasil con Bolivia, y al cabo ingresa en territorio paraguayo de norte a sur y bajo exclusiva soberanía del gobierno de Asunción. Por donde también pasa antes de hacer frontera entre Argentina y Paraguay desde que recibe por la margen derecha a uno de sus grandes afluentes: el río Pilcomayo, que se constituye en frontera norte de la República Argentina.

Desde allí baña las costas de la provincia de Formosa hasta que se encuentra con el torrentoso río Bermejo, que viene del norte salteño y que a lo largo de 1.000 kilómetros y con fuerza fabulosa recibe al Paraguay y desemboca sobre la margen derecha del Paraná en la chaqueña Isla del Cerrito, frente a la correntina Paso de la Patria.

Ese es el punto llamado ‘de confluencia’, desde el cual y por 1.238 kilómetros el río Paraná es de exclusiva soberanía argentina aunque irregular desde que hace unos 30 años y por cipaya decisión del entonces presidente Carlos Menem el río fue de hecho privatizado. Y hoy es, junto con el canal Magdalena, el mejor recurso de liberación de deuda que tiene Argentina, infelizmente taponado”.

“En ese contexto, el Paraná, de jurisdicción argentina que nace en la mencionada Isla del Cerrito, desde allí se llama ‘Alto Paraná’, deja de ser binacional y desemboca en el Río de la Plata. Por todo lo cual y mucho más es infame que hoy esté completamente concesionado a empresas extranjeras.

En su libro La Argentina sangra por las barrancas del río Paraná, uno de los mejores conocedores del río, el rosarino Luciano Orellano, lo describe como ‘un rio de agua dulce, navegable los 365 dias del ano, y de gran calado, lo que permite penetrar al corazon de America del Sur’. En total recorre 4.880 kilómetros, con lo que es el 5º río más caudaloso y el 6º más largo del mundo”.

Giardinelli agrega que “la ejecución y puesta en servicio del canal Magdalena, obra ya imperativa, tendrá extraordinaria importancia para la Provincia de Buenos Aires”.

La obra que se llevará a cabo es la acordada con Uruguay en el seno de la Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP). “No nos podemos mover un milímetro de este parámetro”, señaló Hernán Orduna, vicepresidente del Ente Nacional de Control y Gestión de la Vía Navegable (Ecovina).

Orduna recordó, además, que en su momento Uruguay pidió 45 estudios sobre la traza navegable, los que fueron cumplimentados en su totalidad, por lo que “la tarea antes de licitar la obra ya está realizada”.

El canal Magdalena, además de ser la vía natural de acceso hacia y desde el Río de la Plata, cuenta con ventajas técnicas que permitirán que grandes buques ingresen al río o salgan al Atlántico con mucha mayor seguridad y mejor conexión, según el punto de vista argentino.

El desafío uruguayo

En este marco, donde confluyen fuertes intereses políticos y económicos sobre la hidrovía, nuestro país no parece tener un plan estratégico para defender su soberanía portuaria.

Lo único relevante en los últimos tres años ha sido la adjudicación, entre gallos y medias noches, por 60 años a una empresa belga de la Terminal de Contenedores del Puerto de Montevideo y ahora esta propuesta para construir un puerto privado en tierras y aguas uruguayas.

Apenas asumió, Luis Lacalle Pou hizo su primera salida al exterior para reunirse con el presidente paraguayo, Mario Abdo. Uno de los temas tratados fue la hidrovía y la intención uruguaya de convertirse en un hub portuario por donde puedan salir y entrar productos. Se pensaba en desarrollar el puerto de Nueva Palmira.

Pero ahora con la intención paraguaya de construir su propio puerto en tierras uruguayas, los planes deberían cambiar.

En otro caso quedaremos presos de algunos de los más oscuros intereses de la región. (Carlos Peláez – CARAS Y CARETAS URUGUAY) #NUESTROMAR

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