Capital Federal, Argentina – La Armada Argentina evocó el 46º aniversario del primer vuelo y aterrizaje en el Polo Sur, operación que fue llevada a cabo en 1962 por aviones de la mencionada fuerza cumpliendo una señalada proeza mediante un cuidadoso y exitoso planeamiento, que se vio coronado por el izamiento del Pabellón Patrio en aquel lejano e inhóspito confín del globo.
Capital Federal, Argentina – La Armada Argentina evocó el 46º aniversario del primer vuelo y aterrizaje en el Polo Sur, operación que fue llevada a cabo en 1962 por aviones de la mencionada fuerza cumpliendo una señalada proeza mediante un cuidadoso y exitoso planeamiento, que se vio coronado por el izamiento del Pabellón Patrio en aquel lejano e inhóspito confín del globo.
La magnitud del logro alcanzado tuvo ribetes singulares, ya que no se contaba en esos momentos con cartografía de la zona y por ende se desconocía la existencia de referencias en tierra que pudiesen facilitar la orientación durante el vuelo.
Si bien aviones de varios países habían sobrevolado la región polar por el extremo sur terrestre desde Australia y con escala en la Base Mac Murdo, aquellos se limitaron a seguir una cadena de montañas cuyas estribaciones finales desembocan en el Polo, ofreciéndoles la ventaja de una fácil referencia.
En cambio, las aeronaves de la Aviación Naval prefirieron encarar la difícil ruta de un vuelo en sentido inverso sin apartarse del cono antártico y ser los primeros en arribar al lugar directamente desde el continente americano y más concretamente desde territorio argentino.
Esta misión se sumó con su especial relieve a otras muy significativas que en el curso de la historia encaró la Institución en relación con la exploración y mayor conocimiento del denominado continente blanco.
Por entonces, una larga trayectoria ya abonaba la autoridad de la Armada Argentina en el conocimiento de esa región; su primer misión, cumplida gloriosamente por la Corbeta "Uruguay" – hoy amarrada a uno de los muelles de Puerto Madero -, se realizó en 1903 y los primeros vuelos aeronavales en la zona, habían sido ejecutados en la década del 40.
En particular, en esta misión, el 6 de enero de 1962, dos aviones navales Douglas DC-3, matriculados CTA-12 y CTA-15, integrando una unidad de tareas al mando del entonces Capitán de Fragata Hermes José Quijada, en el marco de la Campaña Antártica de ese año, aterrizaron en el Polo Sur uniendo en vuelo por primera vez ese punto del globo con el continente sudamericano, luego de una riesgosa travesía iniciada días antes en Río Gallegos y tras cumplir dos etapas previas con escalas en proximidades de la isla Robertson, sobre la barrera de hielos de Larsen, en primer término y posteriormente en la estación científica de Ellsworth, conquistando para la Argentina ese relevante galardón.
La dotación de las dos aeronaves fue la siguiente: Capitán de Fragata Pedro Margalot, Capitán de Fragata ingeniero Rafael Checchi; Tenientes de Navío Jorge Pittaluga, Miguel Grondona, Héctor Martini, Enrique Dionisi y José Perez; Suboficial Primero Edmundo Franzoni; Suboficial Segundo Ricardo Rodriguez; Cabo Principal Elias Gabino y Cabo Primero Raúl Ibasca. El piloto de uno de los aviones era el mismo Capitán de Fragata Quijada y del otro el Teniente de Navío Pittaluga .
La proeza de gran repercusión local y reconocida internacionalmente por ser el primer avión argentino que llega al Polo Sur y la cuarta expedición del mundo que logra esos confines, coronó con total éxito un mancomunado esfuerzo de tripulaciones y personal de apoyo en tierra de gravitante importancia para el emprendimiento y materializó para la época un decidido avance en todos los ordenes de actividades relacionadas con aquellas remotas regiones.
Esa misión fue una operación estudiada a fondo y cumplida al detalle con el esfuerzo de toda la Armada Argentina. En ella los aviones navales se foguearon aún más sobre las aguas del Drake y sobre el hielo antártico. Por ella se amplió el conocimiento científico universal que adquirió nuevos aportes geográficos, glaciológicos, meteorológicos, geológicos y sanitarios sobre zonas del "sexto continente", aún inexploradas y sobre otras poco conocidas.
El itinerario de vuelo
A las 05.48 horas del 18 de diciembre de 1961 los mencionados aviones despegaron de la Estación Naval Río Gallegos rumbo al Cabo de Hornos. La velocidad era poca, pues las 32000 libras de peso, sumadas a los vientos del sector Sur y a la necesidad de ahorrar combustible, en previsión de cualquier súbito empeoramiento de tiempo, no les permitió pasar los 115 nudos.

Gráfico de la derrota. Del foro LOQUO, por Emiliano Argento
Tanto el Capitán Quijada como el Teniente Pittaluga, comandantes de sendos aviones, realizaron un perfecto aterrizaje en la Base Teniente Matienzo, el primero en la nieve, con el que concluyó la etapa inicial del vuelo al Sur luego de 8 horas 17 minutos de travesía.
Esta Base Conjunta del Ejército y Aeronáutica, estaba a pocas millas de distancia del lugar de aterrizaje. Todos sus miembros, ocupados en la construcción definitiva de la misma, les brindaron permanentemente su apoyo moral y material. Llegó el 24 de diciembre y los expedicionarios fueron invitados por los camaradas de la Base a pasar la nochebuena con ellos. El 26 de diciembre, aprovechando la buena meteorología, despegaron para continuar el trayecto.
Al volar sobre Bahía Austral, la Estación Científica Ellsworth apareció como una “manchita negra” que poco a poco fue aumentando de tamaño. La pista había sido bien señalada y a poco de aterrizar fueron recibidos por el personal de la estación.
Al volver el buen tiempo la estación Polo Sur les comunicó que estaba listo a recibirlos. El 6 de enero, a las 13.05, despegaron rumbo al Sur, mientras se abría a su proa una zona cubierta de grietas enormes. Se encontraban muy cerca al Polo Sur y la zona que sobrevolaban tenia una capa de hielo de casi 3000 metros de espesor.
Eran las 20.45 hora argentina, al iniciar la cuarta pierna de la búsqueda, descubrieron por la amura de estribor unos puntos negros que no pertenecían al natural paisaje antártico. El teniente Grondona, copiloto de una de las aeronaves, giró de inmediato hacia esa dirección donde avistaron el Polo Sur a más de 30 millas. Recién a las 20.15 estuvieron sobre su vertical y diez minutos más tarde aterrizaban en medio de la mirada complacida de todos los integrantes de la base.
Enseguida una emotiva ceremonia reunió a los representantes de las dos repúblicas y en ella tras las palabras del Capitán Quijada, la delegación argentina, entregó a la Base Amundsen-Scott –estadounidense- una placa recordatoria del vuelo con el siguiente texto: “La Republica Argentina a Amundsen, Scott y sus hombres en el cincuentenario de su llegada al Polo Sur. Homenaje de la Aviación Naval de la Armada Argentina en su primer vuelo al Polo Sur”.
Gráfico de la derrota. Del foro LOQUO, por Emiliano Argento
07/01/08
AGENCIA NOVA