El descubrimiento -como todos los descubrimientos- fue hecho por casualidad. La fotógrafa norteamericana Meagan Abell entró a chusmear en una tienda de antigüedades de Virginia. En un rincón encontró una caja llena de viejos negativos y la compró por unos dólares.
El descubrimiento -como todos los descubrimientos- fue hecho por casualidad. La fotógrafa norteamericana Meagan Abell entró a chusmear en una tienda de antigüedades de Virginia. En un rincón encontró una caja llena de viejos negativos y la compró por unos dólares.
Cuando se las llevó a su casa para escanearlas encontró decenas de bellísimas fotos de mujeres paradas en la orilla del mar. Algunas caminaban y se internaban en el agua hasta la cintura. En todas estas fotos, está atardeciendo.
Las mujeres de Meagan parecen hipnotizadas, extasiadas de tanta tristeza. A juzgar por sus vestidos, las fotos son de los años 50 y 60.
Con el hashtag #FindTheGirlsOnTheNegatives (Encuentre a las chicas de los negativos), Abell comenzó una campaña en las redes sociales para encontrarlas y preguntarles, sencillamente, por qué.
Estas fotos están recorriendo el mundo, pero todavía no hay respuestas ni certeza alguna acerca de estas mujeres hechizadas. Tal vez sea mejor así. La mayor parte de la belleza de la Gioconda reside en lo que no sabemos de ella
(Por Mariano Donadío; La Nación)
10/08/15