Cómo son las megaplataformas flotantes que están por iniciar una guerra del gas

Frente a la costa de Australia Occidental se desarrolla una batalla entre megagigantes. Los combatientes incluyen la plataforma semisumergible más grande del mundo, la tubería submarina más larga del hemisferio sur y la instalación flotante más grande que haya existido. Todos están ahí por la misma razón: gas natural, que esperan comenzar a extraer este mes.

Frente a la costa de Australia Occidental se desarrolla una batalla entre megagigantes. Los combatientes incluyen la plataforma semisumergible más grande del mundo, la tubería submarina más larga del hemisferio sur y la instalación flotante más grande que haya existido. Todos están ahí por la misma razón: gas natural, que esperan comenzar a extraer este mes.

  

A medida que varios países comienzan a alejarse del carbón como fuente energética, este combustible fósil alternativo, que produce 50% menos de dióxido de carbono por cada unidad de energía generada, tiene cada vez más demanda en nuestro mundo hambriento de energía.

Se pronostica que el consumo aumentará a 177 billones de pies cúbicos para el año 2040, frente a los 124 billones de pies cúbicos que se usaron en 2015, según los cálculos de la Administración de Información Energética de EE.UU.

Es por eso que la gigantesca plataforma flotante de Shell, Prelude, que mide 488 metros de largo y desplaza aproximadamente la misma cantidad de agua que seis portaaviones, compite con la firma japonesa Inpex por el acceso al gas en la cuenca Browse.

Aunque trabajan en campos de gas separados, las áreas están conectadas. Shell e Inpex están esencialmente compitiendo por el mismo recurso.

“Yo lo describo así: tengo una diapositiva que le muestro a mis clientes de dos personas bebiendo del mismo batido”, dice Saul Kavonic, analista de la consultora de energía Wood Mackenzie.

El Prelude es un verdadero gigante

El Prelude es el buque más grande de la historia: mide casi medio kilómetro. Ha sido diseñado no solo para recoger el gas de pozos submarinos sino también para licuarlo a bordo, a temperaturas de -162ºC.

Como líquido, el gas ocupa mucho menos espacio, por lo que es más fácil transportarlo por todo el mundo en barcos. Esta licuefacción normalmente se lleva a cabo después de canalizar el gas hacia la costa, pero el Prelude puede hacer el trabajo por sí solo, algo que nunca antes se había logrado a tan gran escala. Una importante cantidad de tecnología está involucrada en hacer que esto suceda.

El Prelude tiene bombas de alta capacidad que pueden extraer 50 millones de litros de agua del mar cada hora para ayudar a enfriar el gas natural. Una vez licuado, el gas se conserva en tanques de almacenamiento masivos, que tienen un volumen equivalente a 175 piscinas olímpicas.

Y todo esto tiene que seguir funcionando incluso en el peor clima imaginable: las pesadas cadenas de amarre del Prelude están diseñadas para soportar ciclones de categoría 5.

Plataformas e instalaciones

Si bien la japonesa Inpex ha optado por enviar su gas a la costa para su licuefacción, también tiene una enorme plataforma semisumergible para extraer agua y eliminar las impurezas del gas antes de transportarlo.

A distancia cercana hay una instalación flotante de almacenamiento y descarga llamada Venturer. Inpex ha denominado a esta colección de megainfraestructuras Ichthys, una palabra del antiguo griego que significa peces.

Sin embargo, ambos proyectos se han visto afectados por retrasos y una espiral de costos, lo que podría explicar por qué ninguna de las dos compañías quiso hablar con la BBC para esta nota.

La presión para ser el primero en comenzar a extraer gas es obviamente intensa

La carrera por el gas en la cuenca Browse ha incluso desatado una competencia a escala internacional. Australia podría superar a Qatar y convertirse en el principal exportador mundial de gas natural licuado (GNL) una vez que la producción de Ichthys y el Prelude esté en pleno apogeo.

Pero, ¿algún barco futuro igualará o incluso excederá la escala del Prelude? Kavonic dice que es poco probable que la industria de los combustibles fósiles intente construir uno pronto.

“Necesitamos nuevos proyectos para satisfacer la demanda (de gas) a principios de la década de 2020”, explica. “De hecho, necesitábamos que los proyectos se aprobaran el año pasado y eso no sucedió, solo vimos uno”.

Ese único proyecto será construido por el gigante italiano de petróleo y gas Eni

Se trata de una instalación flotante frente a las costas de Mozambique que tendrá una capacidad ligeramente menor al Prelude: 3,4 millones de toneladas de GNL por año, frente a los 3,6 millones del Prelude. La capacidad de Ichthys será mucho mayor: 8,9 millones de toneladas.

“Hasta el momento no hay otros proyectos similares bajo el radar”, dice Jean-Baptiste Dubreuil de la Agencia Internacional de Energía (AIE).

Allseas planea construir el Amazing Grace, que podrá levantar aún más peso que el Pioneering Spirit, visto aquí. La única otra embarcación comparable podría ser el Amazing Grace de Allseas, una enorme nave de doble casco que se construirá en los próximos años.

Sin embargo, su trabajo será levantar plataformas offshore, no procesar gas. Sin más proyectos para la producción de gas, los observadores de la industria temen que dentro de unos cinco años la demanda de gas natural supere a la oferta.

Se avecina “el espectro de un shock en el suministro de GNL a principios de 2020”, advierte Stuart Elliott, editor de gas del proveedor de datos S&P Global Platts. El problema podría ser particularmente agudo en Asia, especialmente en China.

“El año pasado la producción china aumentó en un 8% pero no pueden mantenerse al día con el crecimiento de la demanda”, dice Dubreuil. “Anticipamos que sus necesidades de importaciones crecerán con el tiempo”.

De hecho, la AIE piensa que China importará el 43% de su gas natural para 2040. Este suministro deberá ser confiable si el país quiere evitar la escasez de gas que experimentó el invierno pasado, provocada -irónicamente- por un intento fallido de cortar el uso de carbón.

Pekín está reemplazando al carbón por el gas debido al creciente problema de la contaminación aérea.
Mientras tanto, hay alguna esperanza de que el crecimiento inesperadamente rápido de las energías renovables, particularmente la energía solar y eólica, ayude a cerrar la brecha.

No cabe duda de que en las próximas décadas muchos países, incluido Reino Unido, dependerán en gran medida del gas para sus necesidades energéticas. El Prelude e Ichthys comenzarán a funcionar pronto, pero ni Shell ni Inpex se comprometen públicamente a una fecha de inicio.

Y con los precios al por mayor del gas natural actualmente por la mitad de lo que eran a principios de 2014, estos proyectos de miles de millones de dólares tal vez nunca recuperen su inversión.

A medida que el cambio climático asciende a la cima de la agenda mundial, la financiación de proyectos tan enormes de extracción de combustibles fósiles -aunque sean ejemplos impresionantes de ingeniería, como estos- será cada vez más arriesgada.

Tanto Shell como Inpex deben estar cruzando los dedos para que sus megagigantes del mar no terminen como los dinosaurios. (Chris Baraniuk – BBC)

19/05/2018

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