¿Energia a base de agua de mar salada? El motor osmótico

Finalmente, aquí el futuro, en un mismo tanque divido en dos (esto en laboratorio): tenemos de un lado del tanque agua dulce y por el otro, separados por una membrana de polímero semipermeable, agua de mar salada y rica en minerales.

Finalmente, aquí el futuro, en un mismo tanque divido en dos (esto en laboratorio): tenemos de un lado del tanque agua dulce y por el otro, separados por una membrana de polímero semipermeable, agua de mar salada y rica en minerales.

Debido a que la membrana solo permite que las moléculas de agua pasen a través de ella, la gran diferencia en la concentración del soluto hará que las moléculas de agua del lado “fresco” pasen rápidamente al lado del agua de mar, causando un aumento de presión en ese lado del tanque. Esa presión puede entonces convertirse en electricidad, haciendo girar las turbinas de un generador.

En un primer motor osmótico, construido en 2009 en Tofte, Noruega, se produjeron cuatro kilovatios de potencia (lo suficientemente bueno para hacer funcionar una secadora de ropa durante un ciclo) utilizando el proceso. Si eso no suena impresionante, está bien, porque no lo es.

Un avance reciente, sin embargo, puede cambiar todo. Unas semanas atrás, un equipo internacional de científicos publicó un artículo en la revista Nature, donde se planteó la hipótesis y probó con éxito un prototipo minúsculo de otra planta de energía de osmosis. Ese, sin embargo, mostró un potencial de generación de energía considerablemente mayor que cualquier otra planta de energía de osmosis en el mundo.

Los científicos sostienen que el uso de un sistema con una sola membrana, aproximadamente un metro cuadrado de ancho (10.7 pies cuadrados), podría generar un megavatio (MW) de electricidad. Eso sería suficiente para alimentar 50 mil bombillas de bajo consumo.

Otra estimación es que esta aplicación de la energía osmótica podría ser utilizada en todo el mundo para producir alrededor de dos TW (terawatts) de energía, que es aproximadamente la producción de 2 mil reactores nucleares.

Otro argumento a favor de la energía azul es que producir bloques de construcción para los generadores de energía osmótica es barato. Serían capaces de generar energía durante todo el año y podrían situarse en estuarios de ríos, donde la mezcla de agua dulce y de mar se produce de forma natural.

Antes de despedirnos de las centrales nucleares y abrazar la energía azul, habría que eliminar varios obstáculos. Estos se reducen a desafíos industriales y de producción, como la capacidad de producir en masa membranas robustas, llenas de nanoporos, de tamaño adecuado. También está el tema del mantenimiento. Las aguas en las que estas membranas estarían sumergidas están llenas de materia orgánica y escombros que podrían obstruir fácilmente los nanoporos, reduciendo su efectividad con el tiempo.

Aleksandra Radjenovic, científica croata que trabajó en el proyecto, dijo en una entrevista con la revista croata Bug que hay posibilidades de que muchos de estos problemas de producción puedan resolverse fácilmente. Por ejemplo, las membranas delgadas podrían ser soportadas por estructuras alveolares construidas a partir de óxido de aluminio poroso o nafión.

Los empresarios privados de todo el mundo y los titanes industriales necesitarían adoptar el concepto, pero los fundamentos (al menos en la Unión Europea) parecen haber sido ya establecidos: El proyecto Roadmap 2050 es la iniciativa de la Fundación Europea del Clima para lograr una economía baja en carbono en ese continente.

Una de sus principales directivas es aumentar la cantidad de energía generada a partir de fuentes renovables. Estas directivas podrían empujar a los países miembros hacia la adopción de energía limpia y, con suerte, implementar y perfeccionar este avance prometedor. (EL INDEPENDIENTE)

10/10/2017

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